Os pongo en situación, miércoles, 19:30 h, whatssap de mi prima Nuria, ¡hola!; hola... ¿puedo encargarte una tarta?; sí, claro, para quién, tema, fecha... Es para una amiga que es óptica, cumple 40... y es para el sábado. ¡¡PARA ESTE SÁBADO!! y cumpleaños de los niños la tarde del viernes...
Mientras cenamos, le doy un par de vueltas, pienso algunas ideas y al final le digo que sí. Mando un pequeño boceto... y me dan el visto bueno, así que el jueves, después de acostar a los niños ¡a tartear!
Aproveché y mientras se horneaba el bizcocho, esta vez de vainilla, hice el almíbar para bañarlo, también de vainilla, con un toquecito de canela. Y me dio tiempo también a preparar el ganaché para el relleno, de chocolate.
Otro dato que me dio, es que tenía un gato, y querían unas huellas en la tarta. En el diseño del principio, la idea era ponerlas entre las letras, pero una vez que la tenía casi terminada, no me convencía esa idea y decidí ponerlas por los laterales de la tarta.
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