Esta tarta fue una sorpresa, para una compañera, más que eso, para una amiga. Una persona que vino de Las Palmas y se hizo un huequito en el cole donde trabajo, y en los corazones de los que allí estamos, por lo menos sí en el mío y me consta que en alguno más.
Según han pasado los años, Natalia ha ido promocionando dentro de la empresa, porque lo vale y porque lo merece. Y en junio, nos dieron la noticia de que nos dejaba, se iba del colegio (llorera monumental por mi parte), pero tenía su parte buena, porque nos dejaba por un puesto mejor dentro del grupo, se ha ido de Directora a la Escuela Infantil Base La Moraleja. Sentimientos encontrados en aquella reunión, pena por su marcha, pero una gran alegría por ella, es su momento laboral, y ella puede con eso y mucho más.
Su despacho como coordinadora está en lo que antes era una pequeña aula, a la que llamábamos Campanilla, porque era la más pequeña. Pasó a ser el despacho de coordinación de infantil y despacho de profesores, pero seguirá siendo Campanilla.
Así que le preparé una tarta decorada con flores, hojas, ramas... y en el centro le compré una figurita de goma de Campanilla, para que tuviera un recuerdo.
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